Poster en una calle de Cherán, Michoacán, México, tomada en noviembre de 2021. Autora de la foto Gaya Makaran

Fogata Kejtsitani

La Fogata Kejtsitani; Mujeres por la memoria, está integrada por mujeres de la comunidad y acompañantes externas, quienes investigamos, documentamos, resguardamos, difundimos y resignificamos los valores, usos y costumbres, así como el sentido de las luchas territoriales, rescatando a través de la memoria la genealogía de las mujeres en la comunidad y con ellas la importancia de su que hacer.

Malely Linares Sánchez

Docente-investigadora, Unidad Académica de Ciencia Política, Universidad Autónoma de Zacatecas

A partir del levantamiento del 15 de abril de 2011 en Cherán, Michoacán, es cada vez más evidente el rol protagónico que las mujeres desempeñamos en los avances hacia el derecho a la libre determinación y el autogobierno, por lo que consideramos fundamental la participación de las mujeres más jóvenes para el relevo generacional y el fortalecimiento comunitario.

Mediante la resignificación de las nuevas relaciones sociales y los nuevos roles de género por la defensa de nuestros bosques, abrimos espacios de diálogo para recobrar la memoria. A través de imágenes, representamos la recuperación de la genealogía de las mujeres p´urhépecha como agentes políticos y de transformación social. Si bien es reconocida públicamente la lucha que las mujeres cheraníes encabezamos en 2011, es no solamente necesario, sino urgente, recuperar la historia de nuestras antecesoras en las distintas dimensiones de las que hemos sido partícipes: defensa del territorio (bosques) y bienes comunales, recuperación de los saberes ancestrales (fitoterapia, lengua materna), nuevas relaciones comunitarias (roles) y la incidencia de las mujeres en los espacios políticos. Hemos reflexionado sobre cada una de ellas mediante las cartografías cuerpo-territorio y la historia oral a través de distintas generaciones de mujeres cuyos rostros plasmamos visualmente. 

Esta constelación visual fue posible luego de la realización de los talleres de cartografías cuerpo-territorio que se llevaron a cabo en diferentes periodos temporales durante los seis años de trabajo de campo que contempla esta investigación (2016-2022) a través de la Fogata Kejtsitani: “Memoria Viva”, ahora Fogata Kejtsitani: Mujeres por la Memoria, y de los cuales participaron mujeres de la comunidad de diferentes rangos de edad, lo cual posibilitó un diálogo en clave intergeneracional. Decidimos hacer uso de esta metodología debido a que: 

En los contextos extractivos, la naturaleza, al igual que los cuerpos de las mujeres, es considerada un territorio que tiene que sacrificarse para permitir la reproducción del capital, aquella a la cual se puede explotar, violentar, extraer. Mientras lo masculino se relaciona con las actividades económicas de producción basadas en el control y la explotación de la naturaleza, lo femenino es considerado naturaleza sometida y subordinada que tiene que sostener la reproducción de la vida aun cuando los ecosistemas son destruidos (Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo, 2017: 49).

Las fotografías que presentamos son resultado del trabajo investigativo realizado con las mujeres de la Fogata, pero no son el único producto. Durante estos años se ha producido otra serie de piezas comunicativas que dan cuenta de las diferentes formas en que las mujeres nos asumimos y nos posicionamos en la comunidad. Así, se han efectuado desde exposiciones fotográficas a nivel local, nacional e internacional, programas radiales, intervención en espacios comunales con acciones directas, hasta piezas digitales en redes sociales y transmisiones virtuales. 

Estas ocho fotografías se acompañan de la voz de sus protagonistas, que narran sus propios sentires, los aportes que han hecho durante estos años y que han sido fundamentales para la construcción y el fortalecimiento de la autonomía.

Yunuén Torres Ascencio
Yunuén es una joven comunera indígena de Cherán, Michoacán. Su nombre significa Diosa del Agua en lengua p´urhépecha y, para honrarlo, ha sido una comprometida activista por la defensa de su territorio y de los bosques, primero en el Consejo de Jóvenes, posteriormente en la Fogata Kejtsitani Memoria Viva y en Radio Fogata.

Nuestro proyecto ha sido necesario desde que iniciamos, como comunidad, una lucha por la defensa de nuestros bosques y la Madre Tierra ‘Nana Echeri’, nuestro proyecto se encamina a seguir buscando las maneras de generar reflexiones y acciones que tengan que ver con el cuidado del territorio que habitamos, repensar nuestra relación con nuestra Nana Echeri, pero sobre todo con la participación de las mujeres. Nos hacen falta espacios que se dirijan a las mujeres, a su quehacer y a potenciar sus actividades, hacer que nuestra voz suene. Por ello, pensamos que, desde nuestro título, Uarhi p’urheecha uandakua etsakutarakua jimbo anchikuarhini; kuajpiparini irekuani ka juchari echerini/ “Mujeres p´urhépecha haciendo radio; por la defensa de la vida y el territorio”, proponemos una alternativa para estos espacios. Es necesario realizar este proyecto en nuestra comunidad, pues somos mujeres uniéndonos para fortalecernos (Torres, 2022).

Luz Torres
Luz Torres, es ex integrante del Consejo de la Mujer y ha liderado varios proyectos con las mujeres de la comunidad para recuperar la medicina tradicional.

Nosotras estamos trabajando el huerto orgánico, el rescate de la medicina tradicional y también tenemos el cultivo de las plantas, y yo veo que sí se ha avanzado. Hemos, como que un poco, bajado el machismo y también tenemos más libertad de participación de las mujeres en los puestos políticos que se mantienen ahorita. Hemos ganado, yo creo que bastante. Aunque también tuvimos una experiencia bien fea. Íbamos a Xilotepec, aparecieron los licenciados de la medicina, los de la marca de La Roche, y dijeron que nosotras ya no podíamos trabajar la medicina natural porque ya se estaba prohibiendo todo eso, pero nosotras seguimos. Yo pasé de tener miedo a tener que participar para proteger a la juventud, en especial a mis hijas, tenía miedo de que un día no estuvieran mis hijas que estaban en un proceso de señoritas, que es, pues, lo que le llamaba la atención al talamonte o a los delincuentes. También tengo un hijo de 5 años y yo decía que por ellos. No tenía tierras, no tenía árboles, entonces me decían “¿tú para qué luchas si ni tienes tierras?”, y les dije que no, pero sí tengo hijas y me interesa la seguridad de la comunidad también (Torres Tomás, 2020).

Teresa Ascencio
Teresa Ascencio es una maestra muy querida dentro de la comunidad, quien además de dedicarse a la recuperación y enseñanza de la lengua p’urhépecha, también es productora radiofónica y locutora bilingüe.

Una manera de cómo se rescató la lengua fue porque anteriormente, cuando yo estuve trabajando en una radiodifusora indigenista que está aquí en Cherán, salíamos a hacer encuestas. Salíamos aquí, en Cherán, y la gente, la mayoría de unos 40 años —pues eso fue hace unos 30 años—, ya no hablaba la lengua. Entonces, les hacíamos las encuestas a los jóvenes entre 18 y 25 años y les preguntábamos si escuchaban la radio. “No, pues no la escuchamos”, “¿por qué?”, decían “¡Ay! Es que esa radio es la radio de los viejitos”. Les digo “¿por qué?”, dicen: “Porque ahí hablan en p´urhépecha, en tarasco, y pues nosotros no entendemos nada. Entonces eso nada más lo oyen los viejitos”. Entonces, decía Ramiro (esposo), “¿cómo hacemos para que a los chicos les guste la música? o por lo menos la lengua, ¿no?” Entonces, él, cuando estuvo acá en Cherán, empezó a tocar música versátil con un grupo. Yo le decía, “¿y por qué no cantan pirekuas?”; él decía_ “¿será?, pero eso no le gusta a nadie”. Le digo, “pues coméntale eso a tus compañeros, puede que sirva”. Entonces él decía que le decían “no, ¡¿cómo pirekuas?! A la gente no le gusta, menos a los chavos, no les va a gustar”. Ya luego, “y ¿quién quita?” Entonces, bueno, él les insistió y les insistió, y así los demás como que no, no. Entonces, ya en el año 89-90, ellos graban pirekuas con aparatos electrónicos en su grupo; entonces, pues sí, ya al poco tiempo veíamos que los chicos andaban con sus grabadoras escuchando a los Micher, pero pirekuas. Entonces llegaban ahí a la radio y decían, “quiero que me pongan una pirekua que se llama así”, “¿con quién?”, “no, pues con los Micher”. “¡Ah, bueno, sale!” “¿Y por qué te gusta esa pirekua?”, dicen, “pues, no es que nosotros no hablamos, pero la pirekua, ya investigué, y pues dice esto y esto, ¿no?, y pues como que sí se oye bien”. Y empezaron como que a regresar los chavos. Entonces, ya cuando hacíamos talleres y decíamos “va a haber talleres”, pues sí se acercaban (Ascencio, 2020).

Teresa Leco
Doña Teresa Leco, o doña Tere, como más le conocemos aquí en la comunidad, tiene unas manos prodigiosas para la sazón de su comida tradicional (atápakuas, churipo, korundas), la que comparte con los habitantes de Cherán.

Antes, la tarea de los hombres era irse al campo, ellos solos cultivando las tierras; las mujeres aquí, haciendo el quehacer todos los días e ir a lavar a un río. Preparabas la comida para esperar a los niños de la escuela y luego para esperar al marido más tarde. Uno que otro se iba a Estados Unidos y las mujeres se quedaban aquí. Pero todo era así. Nadie discutía lo que le tocaba.

Aunque mi abuelita era panadera, hacía cemitas, se iban a vender a Paracho y comerciaban por fuera. Se vendía mucho el xhunde porque la gente lo ocupaba para la cosecha y ahora no hay quién pregunte por eso. 

Quiero decirles a las muchachas, pues que le echen ganas a trabajar y a estudiar, que terminen sus estudios, eso es lo mejor que tengan en su vida; profesionistas de lo que sea, preparadas en algo. Yo lo digo porque nosotros ya lo vivimos, ya que, por no tener estudio, estar aquí nomás encerradas o a veces no tener qué comer o qué gastar, se nos hace difícil (Leco, 2021).

Genoveva Pedroza Ramírez
Genoveva Pedroza Ramírez es una de las mujeres valientes de nuestra comunidad. Ella, desde el inicio, está en las barricadas en la defensa de nuestro territorio poniendo su cuerpo y fuerza.

Fue y ha sido algo difícil, algo duro como una mujer, porque automáticamente los hombres se fueron a las barricadas, ellos ya estaban cuidando las barricadas y luego se formaron las fogatas donde empezaron a reunirse las señoras a platicar, a empezar a dialogar acerca de cómo estaban las cosas y yo me seguí quedando en la barricada. 

En la barricada estaban siempre los hombres, entonces me decían mis vecinas que yo tenía que estar en la fogata y no en la barricada, y yo les decía que no, “es que yo quiero estar en la barricada”, y ellas me decían “no, pero es que ahí hay puros hombres”; les decía, “pero no importa, yo quiero estar ahí”. Muchas sí lo tomaron a mal porque no era lo que se veía comúnmente, pues ibas a las otras barricadas y veías las figuras de los hombres, pero entonces iban a la barricada de la colonia San Pedro y ahí estaba Geno. Después de tantos hombres, estaba Geno y muchos sí lo veían mal, porque estaba yo ahí, pero no hice caso. Como que no me importó mucho que tal vez no me vieran bien, porque si fuera así tal vez yo me retiraría, diría “como que aquí no encajo” o “como que aquí no me quieren”, pero yo insistí, dije, “es que yo quiero estar aquí. Yo quiero estar aquí porque también ahí era estar pues cuidando las entradas para la comunidad” y, en ese momento, también era cuidar que no saliera madera, entonces dije, “pues no tenemos que dejar que salga madera, además de toda la que se ha estado robando y decomisando. Si ya se la llevaron, pues ya se la llevaron, pero la que todavía tal vez esté adentro, que no salga”. Y así fue mi estancia, me fui quedando y al final, cuando se empezó a organizar más la gente de la comunidad en los barrios y todo. Luego se empezó a decir que se tenía que llevar un orden por fogata y ya después de una forma; pues así se fue dando, y terminé yo haciendo la lista de las guardias de las fogatas en la barricada. Ya hasta los mismos señores me decían, “¿dónde está Geno para poder anotarme?” Y ya yo andaba con mi libretita y anotando la fogata tal, vino fulano, fulano y teníamos pues un rol de horario y al final lo terminé haciendo yo (Pedroza, 2022).

Imelda Campos Sebastián
Doña Melita es una curandera tradicional a quien queremos mucho en la comunidad. Se ha dedicado a sanarnos y a enseñar todo este conocimiento de las plantas medicinales a las mujeres más jóvenes de la comunidad.

Conocí a los que verdaderamente sabían hacer los gabanes, a los que verdaderamente producían la manzana, huertas tan bonitas de Comachuén, en Sevina. Todo conocí, infinidad de artesanos y artesanías. Somos ricos y rodeados en nuestra región p´urhépecha, y qué hermoso es conocer. En cuestión ya de la relación con las gentes adultas, a mí me encantaba, desde chiquita, platicar con los viejitos o con los abuelos. Yo platiqué mucho con los grandes de mi pueblo. Mi abuelita hacia pomaditas, alzaba mollera, hacía algunas medicinas y mi abuelito tenía inmenso conocimiento en la herbolaria y a mí me gustaba ir tras él porque me platicaba: “mira hija, esta hierbita te cura esto; esta otra, esto; te ayuda esto; una quebradura la puedes curar con trementina de pino o encino, tiene que ser calientita para que te solde bien. Él se quebró tres costillas y no necesitó ir al doctor, con trementina quedó. Nomás se amarró un trapito y un tejamanalito; él sabía entablillar muy bien, si la fractura era por esta parte, la acomodaba más o menos, le ponía trementina y lo envolvía con una suavidad, y les decía “a ver cómo le haces, pero no lo muevas”, y así se curaban sin necesidad de yeso. Yo lo practicaba, a veces, con un pollito o con pequeñas torceduras en niños y funciona, y qué potencial tiene la naturaleza, porque demuestra su gran fuerza en la humanidad. Ya después, fui grande; me casé y ahí donde me casé tocó que eran curanderas. La abuelita de mi esposo era curandera, tenía 104 años; viví dos años con ella; se llamaba Macedonia Guardián, conviví con ella dos años, pero cuánta escuela me enseñó, no sabes… “con esta hierbita vas a curar esto”, porque a mí me gustaba hacerle al cocimiento, igual a mi abuelita, “cóseme esto hija; lávame la manteca para hacer la pomada”; blanca, le decían ellos, que es muy buena para curar calenturas extracciones de fogazos internos, porque el exceso de medicinas te hace que tu cuerpo internamente se sofoque de calorías tóxicas —se puede decir—, entonces, necesitas sacar aquello para que la persona tenga un funcionamiento normal. Entonces aplicábamos con hojas, así nada más lo untábamos en los pies, en la parte del vientre, en el costado y en la cadera y quedaba pues; al poco rato, la persona empezaba a sudar. Y acá, con la abuelita de mi esposo, aprendí a las extracciones más profundas, porque ella las hacía con hojas de tepuza, entonces imagínese. Ella, Macedonia, aprendió de su mamá. Su mamá murió, pues mi suegra la conoció porque vivió con ella, me platicaba que era muy buena curandera. Cuando ella (mi suegra) se casó, nomás le conoció un hijo o dos, pero ella murió de 109 años, entonces le saco la cuenta a esas dos vidas nada más. Ella murió de 109 años, pero hace 40 años, entonces, el conocimiento se fue transmitiendo. El conocimiento de las medicinas es como hereditario, porque se tiene que ir transmitiendo; como que nosotros, que conocemos de eso, sentimos la obligación de transmitírselo a alguien más y yo me he dado cuenta, ahora que doy los talleres, que muchos dicen “yo quiero aprender, a mí sí me gusta”, pero no lo sienten, les hace falta el sentir del curar, de servir, porque, pa’ curar, no te tienes que enojar ni ser ambicioso ni altanero. Sí tienes que utilizar, a veces, palabras un poco duritas pa’ que también el paciente obedezca, porque hay veces que no obedece, entonces hay que hacer eso, pero a la vez con humildad (Campos, 2021).


Rocelia Rojas Guardián
Rocelia Rojas es parte activa de la Fogata Kejtsitani y trabajó junto a ex integrantes del Consejo de Jóvenes del segundo Gobierno Comunal en diferentes proyectos para la comunidad. Actualmente hace parte de la Colectiva Mujeres por la Memoria de Cherán. Además de ser una gran educadora, se dedica al oficio de la madera, desde cortar, pulir, reconocer las diferentes clases de madera, hasta construir casas.

Aquí, a la mujer como que se le ve ya no solamente como la proveedora o la cuidadora o la procuradora de la familia, ¿no? De la casa, de que esté siempre en el hogar cuidando siempre como que a la familia, sino que ahorita salen a trabajar o también que ya estuvieran representándonos en la forma de gobierno que tenemos, porque anteriormente pues no se daba eso. Pero yo creo que hay mucho que hacer todavía, porque pues sí, sí está ahí la mujer como que representándonos, pero le falta que hable, que comente, que esté al tú por tú con los hombres, que valga también su palabra. Que no solamente se quede así como que en un “lo dije, pero no me hicieron caso” o “no se hizo como yo quería”, sino que lo diga pero que también se haga, que sea efectivo. Entonces, pues sí está bien que nos representen, pero también hace falta eso, que es la palabra, así funciona y se lleve a cabo (Rojas Guardián, 2022).

La Fogata Ketsitani: Mujeres por la Memoria de Cherán ha realizado otras acciones comunicativas encaminadas al rescate de las memorias, pero también a que éstas se conviertan en estrategias de combate contra la violencia de género, visibilizando el importante papel que las mujeres han tenido en la historia de larga duración para el sostenimiento del sesi irekani (bien vivir) de la comunidad, en armonía con las personas, la naturaleza y la cosmovisión p´urhépecha. 

Finalmente, es de resaltar que mediante este proyecto comunicativo colectivo se ha fomentado la recuperación de las memorias (territorial, corporal, lingüística) y los saberes ancestrales, acciones todas que fortalecen la defensa territorial, la identidad, la autonomía y, a su vez, han permitido indagar sobre la transformación histórica de los roles de género en la comunidad.

Referencias:

Campos Sebastián, Imelda, entrevista personal, Colectiva Mujeres por la Memoria de Cherán (5 de abril de 2021). 

Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo, La vida en el centro y el crudo bajo tierra. El Yasuni en clave feminista, Quito, Acción ecológica, 2014.

Leco, Teresa, entrevista personal, Colectiva Mujeres por la Memoria de Cherán (24 de febrero de 2021).

Pedroza Ramírez, Genoveva, entrevista personal (17de abril de 2022). 

Rojas Guardián, Rocelia, entrevista personal (23 de marzo de 2022).

Torres Ascencio, Yunuén, entrevista personal (2 de marzo de 2022).

Torres Tomás, Luz, entrevista personal (17 de enero de 2020).